...
Dejaré de hacer memoria,
contar los años,
las heridas...
Algún día
pararé de saborear el trago amargo
sellado en mi boca ese día.
Algún día volveré a cerrar los ojos
y andaré de nuevo ciegas por la vida
sin miedo a que me despierten de golpe.
Borraré la cicatriz
que se muestra indisoluble.
Negaré la paz fingida
porque la convertiré en perenne.
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